jueves, 20 de marzo de 2014

OS PRESENTO A SARA DE CARRIÓN

Hola a todos.
El relato de Las estrellas como testigo se ha alargado más de la cuenta.
Pero no lo puedo dar de lado. De momento, lo estoy escribiendo en una libreta con la esperanza de poder pasarlo al blog más adelante.
De momento, os quiero presentar a la protagonista de este relato.
Se llama Sara de Carrión. Es una joven perteneciente a la aristocracia cuya familia prefiere llevar una vida tranquila. Vive en Portmán, cuando era una pedanía cartagenera, a principios del siglo XIX.
Sara es una joven muy bella. Sin embargo, hay algo en ella que va más allá de la belleza física.
Es una joven de carácter dulce y tranquilo, muy parecido al carácter de su prima Úrsula, quien vive con ella y con sus tíos, aún después de haberse casado.
Sara se preocupa por todo el mundo y trata de llevarse bien con la gente. Intenta hacer lo correcto. Adora a Úrsula, a quien quiere como si fuera su hermana. Intentando ser feliz, intenta ayudarla tanto a ella como al esposo de ésta en su matrimonio.
Sin embargo, el corazón de Sara también verá cómo le late muy deprisa cuando se enamora de Gerardo, un apuesto joven que vive en Portmán y quien está muy descontento con su vida. Gerardo también se enamora de Sara y decide por primera vez tomar las riendas de su vida.
Sí, lo sé. Sara es un nombre muy común en las novelas románticas. Pero confieso que es uno de mis nombres favoritos. Tengo a varios personajes femeninos que se llaman así.
He imaginado a Sara con el rostro de la actriz Clemence Poesy. Seguramente, la recordaréis de la última adaptación que se hizo en forma de miniserie del clásico de Tolstoi Guerra y Paz. Interpretaba a Natasha, la protagonista. Y es así como la imagino.
Una joven delicada y bella que apenas está empezando a vivir.
Juzgad vosotros si Clemence podría ser una perfecta Sara


domingo, 16 de marzo de 2014

LAS ESTRELLAS COMO TESTIGO

-Tienes mala cara-observó Sara.
                    Las dos primas estaban merendando en el comedor en compañía de doña Brígida. La mujer bebió un sorbo de su taza de chocolate. 
-Es por una cosa que no puedo contarte-le confió Úrsula-Tú aún no te has casado. No lo entenderías. 
-Se trata de tu esposo y es tu deber cumplirle-le susurró doña Brígida. 
                     Sara cogió un trozo de bizcocho. Lo partió con la mano y se llevó un trozo a la boca. 
                     No le había contado todavía a Úrsula lo ocurrido el día antes. No le había contado a su prima que se había encontrado con Gerardo. En realidad, no había pasado nada entre ellos, recordó Sara. 
-¿Dónde está Diego?-preguntó. 
-Ha ido a Las Herrerías-respondió Úrsula-No me ha contado para qué ha ido allí. Tampoco me interesa saber lo que hace y lo que deja de hacer. 
-Debería de empezar a interesarte-le exhortó doña Brígida-Te recuerdo que es tu marido. Aunque no estés enamorada de él. Los hombres son infieles por naturaleza. 
                      Se arrepintió de haber hablado. Sintió fija sobre sí la mirada cargada de interrogantes de Sara. 
                      Decidió que era mejor cambiar de tema. Úrsula lo agradeció. Lo último que quería era hablar de su desastroso matrimonio delante de Sara. Su prima merecía tener mejor suerte de la que había tenido ella. 


-Olvida lo que te he dicho-le dijo doña Brígida a Sara. 
-¿Qué has querido decir con eso?-inquirió la joven. 
-Ha querido decir la verdad-contestó Úrsula-Pero será mejor que lo olvides. Ya te contaremos algunas cosas cuando te cases. 
                      El recuerdo de Gerardo pasó por la mente de Sara. 
-Puede que nunca me case-dijo la joven. 
                      Doña Brígida y Úrsula intercambiaron una mirada cargada de preocupación. Úrsula bebió un sorbo de su taza de chocolate. 
-Pensemos en algo más alegre-sugirió la joven. 
                     Doña Brígida partió un trozo de bizcocho con la mano. 
-Hablemos de tu futuro viaje a Murcia-propuso. 
-Nunca he estado en Murcia-dijo Sara-Y puede que no me guste ir allí.

                       Sara se fue a la cama temprano. Sus padres se quedaron hablando en el salón con el marqués.
-Te acompaño a tu cuarto-se ofreció Úrsula.
                     Subieron por la escalera.
-Me alegro de poder salir del salón-le comentó Úrsula a su prima-Así, evito estar con Diego.
                     Sara la miró con preocupación. El matrimonio de su prima con el marqués iba cada vez peor. Y no sabía qué hacer para ayudarla.