viernes, 24 de julio de 2015

ESCENA ELIMINADA DE "ISABEL"

Hola a todos.
Aquí os traigo una escena eliminada de una novela a la que tengo gran cariño por varios motivos. Fue de las primeras novelas que terminé. Me encariñé con la protagonista porque me veía reflejada en su manera de ser. Y porque transcurre en Cartagena. Más bien, transcurre en la isla de Escombreras.
Se llama Isabel. 
Esta escena es bastante subida de tono y no aparece en la novela.
Aún así, deseo compartirla con vosotros.
Deseo de corazón que os guste.

                                Daniel se había acostumbrado a colarse en la habitación de Isabel. Tanto don Jaime como Catalina como el resto de la servidumbre estaban profundamente dormidos. Nadie se daba cuenta de que aquel joven apasionado hacía el amor con Isabel.
                               Ella siempre lo esperaba despierta.
-No hagas mucho ruido-le pedía-No quiero que nadie se despierte y te encuentre aquí.
                              La manera que tenía Daniel de amarla era salvaje y, al mismo tiempo, estaba cargada de una dulzura infinita. Era Isabel quién desnudaba a Daniel. Una vez desnudo, el muchacho la despojaba de su camisón.
                             Los dos parecían estar poseídos por entes demoníacos. No parecían dos personas las que se amaban en aquella cama. Se revolcaban en un enredo de sábanas y mantas.
                             Isabel se olvidaba del pudor cuando estaba con Daniel.
-No está bien lo que hacemos-le decía-Está mal. Pero no podemos evitarlo.
-Cásate conmigo-le rogaba el chico-Isa, te amo. Hablaré con tu padre. Me quedaré aquí. Cuando entre en tu alcoba, se lo diré.
-¡No lo hagas!
-¿Por qué no quieres que lo haga?
-Necesito tiempo.
-¿Y si ya estás embarazada? Eso no lo sabes.
-Estoy menstruando.
-¡Oh!
                             Pero eso no detenía a Daniel cuando estrechaba entre sus brazos a Isabel.
                             Deslizaba las manos por la suavidad de aquella piel sedosa.
-Isabel...-le susurraba entre suspiros.
                             La besaba con la boca abierta y le introducía la lengua. No se cansaba de saborear aquella boca.
                              Daniel apartó su boca y cogió la mano de Isabel para besársela. Sus labios recorrieron el cuello de la muchacha. Lo mordieron suavemente.
                             Al mismo tiempo, se dedicó a frotar sus pezones usando los dedos pulgares.
                             Isabel sintió que iba a morir cuando Daniel comenzó a besarle los pechos. Los lamió suavemente, torturándola con su lengua. Se sintió mareada cuando empezó a besarla en el vientre. Y cuando sus labios se posaron sobre su sexo.
                           El miembro de Daniel invadió el interior de Isabel. Los dos comenzaron a moverse al mismo compás. Y, finalmente, todo estalló a su alrededor.
                           Los dos quedaron acostados en un enredo de sábanas y mantas. Daniel se quedaba despierto.
                          Tapó a Isabel con una manta y pasó toda la noche mirándola. Estar con ella era como estar en el Paraíso. Pero era algo prohibido para él.
-Soy un estúpido-le decía, aunque ella no podía escucharle-Pero, al mismo tiempo, estoy muy contento, Isa.
                          No podía olvidar que Isabel era la hija de un marqués.

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