domingo, 14 de septiembre de 2014

UN CASERÍO

Hola a todos.
Desde los montes de la Sierra Minera de La Unión se puede ver toda la ciudad formada por las antiguas pedanías cartageneras de Las Herrerías y de El Garbanzal.
Cuando era más pequeño y visitaba la finca familiar, Roberto disfrutaba subiéndose a los árboles. Se sentaba en una rama. Y trataba de no pensar en que él sería algún día el dueño de aquellas tierras. La niñez de Roberto transcurrió a principios del siglo XIX. La Unión como tal no existía. Y Roche, Portmán, El Garbanzal y Las Herrerías, junto con sus caseríos, eran cuatro pedanías de Cartagena.
Las tierras de cultivo eran siempre prósperas. Y se decía que la casa solariega era realmente imponente.
En ocasiones, se acerca a las tierras de cultivo. Quiere ver cómo trabajan los campesinos y relacionarse con ellos. Este gesto disgusta mucho a su padre, al que le desagrada que Roberto hable con los labriegos.
El chico no le hace caso.
En aquella finca no se celebran fiestas. Tampoco se reciben muchas visitas y los padres de Roberto lo agradecen. Sus hijos son conscientes de que algo no funciona bien en la pareja.
A menudo, Roberto ve a su madre paseándose por el jardín y su gesto es serio.
A veces, ve a las mujeres bajar de El Chorrillo con sus cántaros de barro llenos de agua. O con cestos de la ropa...Van a lavar la ropa a aquel manantial situado entre montes.
Y son muchas las veces que se ve a Roberto caminando por El Garbanzal él solo.


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