Esta entrada va a ser más breve que de costumbre.
Los vecinos de El Garbanzal se dedicaban, a principios del siglo XIX a las labores del campo. Cultivaban, entre otros, el trigo, la cebada y la vida. Algunos eran leñadores. Sólo unos pocos se dedicaban a la minería. En concreto, se dedicaban a la minería del alumbre, mineral al que, más adelante, dedicaré una entrada.
La vida del labriego era muy dura. Su principal enemigo era la sequía, que podía acabar con la cosecha. Pero tenían otro enemigo aún peor. Las langostas. Esta terrible plaga podía acabar en cuestión de minutos con el duro trabajo de semanas y de meses.
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