Hola a todos.
Hoy, seguimos conociendo más fragmentos del diario de Beatriz Colina y Yáñez.
Espero que os esté gustando.
Hemos salido a dar un paseo por la Glorieta de San Francisco.
Hay mucha gente. Y mi doncella, que está haciendo las veces de carabina, camina a unos pasos por detrás de nosotros.
-Me gustaría verle a solas-le confieso, asombrada por mi propia audacia.
-¿Lo dice en serio?-se extraña él.
Mi corazón late a toda velocidad.
Estoy tan cerca de él que casi puedo respirar el mismo aire que él respira. Pero lo último que quiero hacerme son ilusiones porque tan sólo me está cortejando. Podría decirse que es un simple coqueteo. ¿Un simple coqueteo?
Me acerco más a él y le estampo un beso en la mejilla que le deja asombrado. Pero él acaba alzando la mano para acariciarme con suavidad la mejilla con la yema de los dedos.
-Es usted una joven muy especial-me dice.
-Se agradece el piropo-afirmo.
-No se trata de ningún piropo. Es la verdad.
Casi sin que yo me dé cuenta, se inclina hacia mí y deposita un beso en los labios. Es un beso suave. He de conformarme con esto.
No puedo olvidar que mi doncella está escandalizada. Intuyo lo que me va a decir cuando nos quedemos a solas. Dirá que me estoy portando igual que una prostituta del muelle. Pero no me importa. ¡Estoy enamorada!
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