Hola a todos.
No me he olvidado de Un amor soñado.
Sin embargo, en estos momentos, le veo más prioridad a terminar en este blog Amor en la isla.
No obstante, me he animado a subir este fragmento de Un amor soñado. Veremos qué ocurre entre Cristina y su prima Rafaela, quiénes siguen en Calarreona.
-He recibido una carta de madre-contó Cristina-Dice que Ángel está histérico. No sabe lo que ha pasado entre nosotros.
-Es mejor que mi tía no sepa nada-afirmó Rafaela.
-¡Te juro que no sé qué hacer!
-Debiste de haberlo pensado antes de haberte enredado con ese hombre. No podemos dar marcha atrás.
Cristina tenía los ojos hinchados de tanto llorar.
-¡Pero él quiere casarse conmigo!-protestó.
Cristina yacía acostada en la cama de su habitación.
Estaba angustiada. Su periodo no le había bajado aquel mes. Llevaba casi un mes viviendo en Calarreona, en compañía de Rafaela.
Y la regla, que siempre la había tenido puntual, se le estaba retrasando. Cristina estaba desesperada. Y Rafaela no le estaba sirviendo de gran apoyo. En su opinión, lo único que hacía su prima era regañarla por su comportamiento.
No obstante, Cristina no entendía el porqué seguían viviendo en Calarreona.
Se sentó en la cama.
-¡Ángel tiene que saberlo!-afirmó la joven con vehemencia-Si se lo cuento, se casará conmigo.
-¿Te he contado la historia de mi madre?-le preguntó Rafaela. Cristina puso los ojos en blanco. Conocía esa historia de memoria-¿Te he contado cómo a mi abuela la engañó un sinvergüenza? ¿Te he contado cómo la dejó embarazada y con el estigma de ser madre soltera? ¿Te he contado cómo salió mi abuela adelante y sacó adelante a mi madre?
Rafaela se sentó en la cama al lado de Cristina. Parecía estar cansada.
-Ángel no es así-respondió la joven-Le conozco bien.
-¡En realidad, no le conoces!-replicó Rafaela-Nadie conoce del todo bien a nadie. Tú piensas que es un caballero. Pero, en realidad, podría ser lo peor. Eso no lo sabes.
La joven se preocupaba realmente por Cristina.
Las críticas sobre ella iban a ser feroces.
No sabía qué hacer. Miles de ideas pasaron por su mente.
-Hay una mujer que se dedica a hacer apaños, ya me entiendes-sugirió-Podemos ir a verla. Y...
Cristina fulminó a Rafaela con la mirada. El aborto no había pasado por su mente en ningún momento. Rafaela bufó. Era realmente difícil intentar hacer entrar en razón a Cristina. En su caso, pocas salidas le encontraba a aquel problema. Ángel tiene que saber que podría estar esperando un hijo suyo, pensó Cristina.
O puede que no esté encinta. Estoy muy alterada.
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