jueves, 5 de marzo de 2015

AMOR EN LA ISLA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato Amor en la isla. 
Veamos qué es lo que pasa por la mente de Diana.
Es un fragmento más bien cortito. Pero es mejor escribir un fragmento cortito a no escribir nada.

                               Sentada sobre la arena de la playa, Diana contemplaba cómo el Sol se iba ocultando poco a poco por el horizonte.
                               Agradecía el poder estar un rato sola.
                               Tenía muchas cosas en las que pensar. Tenía que pensar en Marcos y en los sentimientos que despertaba en ella. Tenía que pensar en el futuro que le albergaba a su hermana Lorena.
                               Sus padres no vivirían eternamente. Entonces, Lorena pasaría a ser la principal preocupación de Diana. Lorena estaba convencida de que jamás se casaría. Ningún hombre querría casarse con una mujer ciega, solía decir la joven con tristeza. Y aquella afirmación le destrozaba el corazón a Diana.
                            Marcos parecía ser sincero cuando hablaba de lo mucho que la quería. No se parecía en nada al canalla que deshonró a la señorita Palomares.
                            Marcos es distinto, pensó Diana. Merece que le dé una oportunidad.



-¡Señorita Diana!-la llamó a gritos la criada.
-¿Qué quieres?-le preguntó Diana.
                          Se puso de pie de un salto.
-Es la hora de la cena, señorita-respondió la criada-Sus padres y la señorita Lorena la están esperando.
-¡Voy!-gritó Diana.
                          Tomó una decisión. Le daría una oportunidad a Marcos. A lo mejor, las cosas iban bien entre ellos.
                         Podían ser felices.

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