Hola a todos.
Hoy, os traigo un nuevo fragmento de mi relato Amor en la isla.
Estoy ocupada con mil cosas y he estado sin subir nada en este blog desde hace unos días.
Veamos qué pasa entre Diana y Marcos.
Más adelante, ocurrirían muchas cosas.
Diana, por supuesto, lo ignoraba. A veces, mientras bordaba, su mente se distraía. Pensaba en Marcos. Aquel apuesto caballero estaba dispuesto a convertirla en su esposa. ¿Acaso se había vuelto loco? Parecía que estaba hablando completamente en serio.
Sin embargo, Diana no sabía qué pensar. Podía querer tan sólo aprovecharse de ella. Recordaba que su bisabuela, la madre de su abuelo Diego, había sido prostituta.
¿Acaso su abuelo podía ser hijo de uno de sus muchos clientes? ¿Y si fue deshonrada por un hombre que le prometió el Sol y la Luna y la engañó dejándola con un hijo en el vientre? Su abuelo nunca supo quién le engendró.
-La señorita Palomares puede equivocarse, hija-opinó doña María-Era un ser humano. Aunque parecía estar hecha de hielo.
Madre e hija estaban sentadas en el sofá del salón.
Diana estaba bordando un pañuelo para regalárselo a Lorena. Doña María, en cambio, estaba bordando un mantel que formaría parte del ajuar de novia de Diana. Lorena le había dicho a su madre que nunca se casaría.
-Eso no lo sabe, madre-replicó Diana-Los hombres con pinta de caballeros suelen ser los peores.
-Entiendo que sientas desconfianza hacia el joven Marcos-afirmó doña María-Pero deberías de darle una oportunidad. Sus intenciones hacia ti son honradas.
Diana puso los ojos en blanco. Era evidente que Marcos había cautivado a doña María.
Lo cierto era que tanto sus padres como su hermana mayor le adoraban. Hablaban maravillas de él.
Diana sentía algo muy fuerte por Marcos. Algo que intentaba reprimir. Sin embargo, no podía hacerlo. Era más poderoso que ella.
Podía ser amor. ¿Y si era amor?
-Madre, ¿alguna vez habló con el abuelo?-quiso saber Diana-Conozco toda su historia. Pero...
-Tu abuelo nunca me ocultó nada acerca de sus orígenes, cariño-contestó doña María-Eso hace que le respete más. Pero tu abuelo no tiene nada que ver con el joven Marcos.
-No sé lo que le pasó a su madre. Sé que acabó siendo prostituta. Pero...
-Lees demasiados libros. Esas cosas sólo pasan en los libros que tú lees. Te está quedando muy bien el pañuelo, hijita.
Más adelante, Diana se sentiría feliz al estar entre los brazos de Marcos.
Se sentiría feliz al recibir de él los besos más apasionados.
De momento, era una joven con muchas dudas.
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