viernes, 26 de diciembre de 2014

UN AMOR SOÑADO

Hola a todos.
Tras el parón por Nochebuena y por Navidad, retorno con un nuevo fragmento de mi relato Un amor soñado. 
Vamos a ver cómo sigue transcurriendo la historia de amor entre Ángel y Cristina.

                              Dos días después, Ángel acudió a casa de Cristina para interesarse por ella.
                              La joven no se había hecho gran cosa en el pie. Sin embargo, sus padres insistieron en que debía de permanecer acostada en el sofá sin menearse con el pie en alto durante unos días. Cristina se estaba aburriendo mortalmente, ya que rara vez solía parar quieta. Por ese motivo, se alegró mucho cuando recibió la visita sorpresa del joven caballero que la había socorrido cuando se cayó.
                            Ángel se alegró de volver a ver a Cristina. Permaneció un rato hablando con ella. La joven le estaba muy agradecida por haberla socorrido cuando la encontró tirada en el suelo. Su madre le había reñido por salir sin llevar consigo a su doncella. Pero su padre, en cambio, pareció entender que a Cristina no le gustaba llevar a nadie con ella cuando salía a pasear.
-Sospecho que volverá a salir sola-auguró Ángel.
-Mi doncella no para de quejarse de que lo único que hago es poner en peligro mi reputación sólo porque me gusta salir a pasear sola-le confesó Cristina.
-Le ruego que tenga cuidado la próxima vez que salga.
                             Ángel anunció que se marchaba al cabo de un rato. Le prometió a Cristina que volvería a visitarla al día siguiente.
                             La joven se mostró encantada con la sugerencia.



                          Ángel se despidió de Cristina besando su mano con respeto.

martes, 23 de diciembre de 2014

UN AMOR SOÑADO

Hola a todos.
Hoy, empiezo a subir mi relato Un amor soñado. 
Vamos a conocer la historia de amor entre Ángel y Cristina, que transcurre a principios del siglo XIX en la isla del Fraile.
Mañana y pasado no subiré fragmentos porque es Nochebuena y Navidad. Vuelvo a subir el día 26 de diciembre.
Quiero terminarlo antes de la Víspera de Reyes Magos, aunque lo dudo.
¡Ojala os guste esta historia!

ISLA DEL FRAILE, ÁGUILAS, EN LA REGIÓN DE MURCIA, 1815

                        Tenía los ojos de color verde claro, unos ojos que siempre estaban alegres. Era un hombre muy robusto, podía decirse que su musculatura estaba muy desarrollada de tanto hacer deporte, (si podía llamarse deporte a ayudar a su padre, leñador, en la faena).Tenía los hombros muy anchos, más que los de sus compañeros de Universidad. Su pecho era amplio, robusto y musculoso y sus piernas eran largas y fuertes, como el tronco de un roble. Tenía las facciones de su cara bien talladas y atractivas. Y, en la Universidad de Salamanca, donde había cursado sus estudios de Medicina, Ángel se había jactado de ser el más alto de sus compañeros. Lo cual era cierto, pues media un metro y noventa y cinco centímetros. Más de una muchacha se habría rendido a los pies de Ángel. A sus veintitrés años, Ángel Otero podía considerarse como uno de los hombres más apuestos de la España del siglo XIX. Para Cristina Rodríguez, aquel era el joven más apuesto que jamás había visto. Pero lo cierto era que Cristina, murciana, igual que Ángel; era la mujer más bella y deseable del país en aquellos tiempos.
                      Estaban pasando las vacaciones de verano en la isla del Fraile. 
                       En opinión de Cristina, era una locura pasar las vacaciones en aquel lugar. 
                       Conoció a Ángel una tarde. Cristina decidió salir a dar un paseo ella sola sin llevar la compañía de su doncella. 
                        Se daba cuenta de lo escarpada que era la isla. 
                        En un momento dado, acabó torciéndose un tobillo. Ángel también había salido a dar un paseo. Cuando vio a aquella joven tirada en el suelo, no dudó ni un instante. 
-¿Se encuentra bien, señorita?-le preguntó. 
-Me temo que no puedo moverme-respondió Cristina. 
-Permítame. 
                       Ángel la alzó entre sus brazos. 
                       Cristina le indicó el lugar donde estaba pasando el verano con sus padres. Desde aquel momento, algo cambió en sus vidas. 

lunes, 22 de diciembre de 2014

NUEVA HISTORIA EN ESTE BLOG Y ALGUNOS ANUNCIOS

Hola a todos.
A lo largo de esta semana, empiezo a subir una de mis historias que empecé a escribir hace tiempo y que, al fin, he terminado.
Se trata de Un amor soñado y cuenta una historia de amor de manera un tanto curiosa entre una pareja, Ángel y Cristina, que se desarrolla en la isla del Fraile a principios del siglo XIX.
Empiezo a subirla a lo largo de esta semana, aunque tardaré en vea del todo la luz por los parones de Navidad: (Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo, Víspera de Reyes y Epifanía) y porque quiero terminar este fin de semana mi relato Amor en la isla, cuyo desenlace se verá compactado en un único fragmento.
Lamento mucho el no haber terminado esta historia antes, pero es algo que quiero terminar antes de Año Nuevo.
Espero que esta nueva historia sea de vuestro agrado.

jueves, 18 de diciembre de 2014

HISTORIAS DE LA UNIÓN

Hola a todos.
Y aquí os dejo con otro pequeño fragmento de Historias de La Unión. 

-Sé que han ocurrido muchas historias interesantes en esta ciudad-le dijo Sofía-Pero no creo que llegue a conocerlas. Así que me las invento. Bien podrían ajustarse con lo que realmente pasó. ¿No te parece?
            Óscar se encogió de hombros.
-¿Y sobre qué escribirías?-le preguntó.
-Aún no lo sé-respondió Sofía.

-Escribe algo bonito. Pero que sea real. Aunque te parezca duro. 

miércoles, 17 de diciembre de 2014

HISTORIAS DE LA UNIÓN

Hola a todos.
Hace algún tiempo, anuncié mi intención de publicar en este blog una serie de relatos que transcurren en mi ciudad, La Unión, durante la década de 1960, bajo el título de Historias de La Unión. 
Son historias que están muy relacionadas entre sí.
Hoy, empiezo a subirlas.

-Quizás las cosas estén mejorando-le comentó María a su hermana Sofía-Hay más trabajo.
-Padre llega todas las noches a la misma hora a casa-dijo Sofía-Viene cansado de estar todo el día trabajando en la mina. Pero, al menos, trae un jornal.
            Estaban las dos sentadas en un banco de la replaceta de la Iglesia del Rosario.
            Sofía y María solían salir a dar largos paseos por la ciudad a pie. Iban al Chorrillo a buscar piñas. Decían que las piñas acababan con las cucarachas. Mentira o no, lo cierto es que no había ni una sola cucaracha en su casa. María tenía veinte años. Sofía acababa de cumplir dieciocho.        
Era un viejo amigo de las dos chicas. Sin embargo, se había quedado prendado de Sofía.
            Óscar no tenía nada que ver con los pretendientes de María.
             Sofía se ponía su vestido de color azul cuando salía los domingos.
            Era el hijo de los dueños de una tienda de ultramarinos que se encontraba en la calle Alfonso X El Sabio.
                            
                   

sábado, 8 de noviembre de 2014

SUSANA HERRESÁNCHEZ

Hola a todos.
Hoy, os presento a otro personaje de mi novela Un giro inesperado. 
Se trata de la otra protagonista femenina, Susana Herresánchez Labarca.
Es la prima de Sara Labarca. Vive con sus padres en una finca situada en la pedanía cartagenera de Las Herrerías.
En el aspecto físico, Susana es una joven de cabello de color rubio dorado. Sus ojos son de color azul cielo. Y tiene la piel muy blanca.
De carácter, Susana es más bien callada e introvertida. Prefiere vivir encerrada entre los muros de la finca antes de salir a la calle. Siempre ha sido una hija obediente.
Pero ocurrirá algo en su vida que lo volverá todo del revés. ¿Qué será?
Y aquí os presento a cómo me imagino yo a Susana:

jueves, 6 de noviembre de 2014

SARA LABARCA

Hola a todos.
Os presento a una de las dos protagonistas femeninas de mi novela Un giro inesperado. 
Se trata de Sara Labarca Alcántara.
Sara es una joven que vive en Cartagena durante la década de 1830. Vive con sus padres y con sus dos hermanas. Sara es la mediana de las tres.
En el aspecto físico, Sara es una joven de largo cabello de color oscuro. Sus ojos son grandes, de color violeta. Su nariz es pequeña y respingona. Su cara posee unos rasgos aristocráticos. Y sus labios tienen un trazado sensual. Es toda una belleza.
Sin embargo, Sara no se ha casado, a pesar de que está entrando en una edad en la que se podría empezar a considerar como una solterona. Tiene un carácter impulsivo y apasionado, llegando a ser terca y obstinada.
Se enamora de un hombre que no le conviene y se aferra con desesperación a esa amor. Cuando llegue el verdadero amor, ¿será capaz Sara de reconocerlo o lo dejará escapar?
Aquí os presento a Sara:



sábado, 25 de octubre de 2014

AMOR EN LA ISLA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato Amor en la isla. 
Empieza a ponerse la cosa algo caliente entre Jacobo y Gisela.

                                    Tanto doña Leonor como su marido estaban volcados en sus dos hijas. Sin embargo, sentían que era Leticia quién más les necesitaba.
                                    La joven vivía un tanto sobreprotegida tanto por sus padres como por su hermana menor. Leticia maldecía su ceguera, la ceguera que la acompañaba desde el mismo instante en que nació.
                                   Cuando su padre leía un libro en voz alta, la mente de Leticia vagaba lejos del salón de su casa.
                                   Soñaba que podía ver. Entonces, podía viajar a otros lugares. Conocer otros países.
-El sueño de mi hermana es poder ver algún día-le confesó una tarde Gisela a Jacobo.
                                   Había cometido la estupidez de quedar con él a solas. Sin la compañía de su doncella...Jacobo así se lo había pedido.
                                    Los dos estaban sentados en la arena de la playa.
                                    Estaba empezando a anochecer. Gisela no podía quedarse en aquel lugar mucho tiempo.
                                    Le había dicho a sus padres que iba a visitar a una amiga. Si alguien la veía acompañada por Jacobo, sería su ruina.
                                    Él le cogió la mano y se la besó.
-Y tú compartes con tu hermana el mismo sueño-observó el joven.
                                   Gisela asintió.
                                   Le latía el corazón muy deprisa. Pensó por enésima vez que había cometido un completo disparate al verse con Jacobo a solas. Pero, por algún extraño motivo, no quería irse de allí.
-¡Mira esas barcas de pescadores!-casi gritó Gisela.
                                 Necesitaba tener la mente ocupada con otra cosa. Poco a poco, los pescadores iban retornando a la isla. El miedo se mezcló con la emoción en el corazón de Gisela.
                                Debía de salir corriendo de aquel lugar. Levantarse e irse.
                                Pero se sentía muy cómoda estando allí. Mirando hacia el horizonte con Jacobo.
                               Cuando, en un momento dado, ambos se quedaron mirándose, Jacobo no pudo reprimirse y besó con verdadera pasión a Gisela en los labios.
                                A aquel beso le siguió otro beso aún más ardiente que el anterior.

lunes, 20 de octubre de 2014

ESCENA DE "DE CARNE Y HUESO"

Hola a todos.
Hoy, os traigo un fragmento de mi novela De carne y hueso. 
Es la segunda entrega de las andanzas románticas de Roberto Colina y Yáñez.
Veamos lo que ocurre en este fragmento.

                                Beatriz se había quedado a dormir en casa de Toñi.
                               Un criado colocó un camastro junto a la cama de Toñi. Beatriz se acostó en aquel camastro. Ignoraba que su amiga tenía muchas cosas en mente.
                                Beatriz se tapó con las mantas. Y se percató de que Toñi estaba pensativa.
                                Permanecía sentada en la cama.
                                Y miraba al vacío con gesto serio.
                                A Toñi nunca le había importado el deseo de sus padres de que debía de quedarse soltera.
                                Siempre había sido una hija obediente. Sabía que su sino era quedarse soltera por ser la menor de sus tres hermanas. Las dos mayores habían seguido su camino al casarse. La otra opción que le quedaba a Toñi era ingresar en un convento. Tener una hija religiosa era un orgullo en las familias de bien. Pero Toñi no tenía vocación religiosa.
                               De pronto, se estaba cuestionando muchas cosas. La decisión de sus padres de que debía de quedarse soltera. Eso era algo que jamás le había pasado.
-¿Qué te pasa?-le preguntó Beatriz.
-No puedo quitarme a tu hermano de la cabeza-respondió Toñi con sinceridad.
-Es muy apuesto. ¡Deberías de casarte con él! Aunque tiene su propia historia.
-¿Te has vuelto loca? No puedo casarme con nadie. Mis padres desean que sea yo quien cuide de ellos en su vejez. Y yo he de acatar sus deseos. No podría rebelarme contra ellos.
-¿Y no te gustaría ser mi cuñada?
-Sí...No...
                                   Toñi daba por sentado que Roberto había tenido amantes. Sin embargo, la imagen que tenía de él era la de un muchacho serio y responsable. Incluso, la propia Beatriz le había confesado que su hermano no tenía amantes. Ni se dedicaba a visitar los burdeles de la ciudad. Deseaba sacar el mayor partido de las tierras de labranza propiedad de la familia Colina y Yáñez. Incluso, había hablado de invertir en el negocio minero.
-Fracasará-auguró Beatriz.
-¿Por qué dices eso?-se interesó Toñi.
-No conozco a ningún loco que quiera meterse a muchos metros bajo tierra para buscar un mineral que no hay allí.
                                Toñi se encogió de hombros. Había gente que afirmaba que todavía quedaban minerales que los romanos no habían podido extraer de la Sierra de Cartagena. Roberto no invertiría su dinero en un negocio destinado al fracaso. Sabía muy bien medir los pasos que daba cuando se trataba del patrimonio de su familia. Merece la pena estar con un hombre como él, pensó Toñi.
                                 Por supuesto, no se lo comentó a Beatriz.

miércoles, 15 de octubre de 2014

ESCENA DE MI NOVELA "PRIMER AMOR, PRIMER DOLOR"

Hola a todos.
Hoy, os traigo un nuevo fragmento de mi novela Primer amor, primer dolor. 
Esta novela tiene como protagonista a Roberto, el hijo mayor de Sebastián Colina y Yáñez. Roberto es un adolescente que será algún día conde de Mora, pero al cual el título le importa un comino, como se suele decir. Roberto se enamora de Puri, una sencilla campesina de su misma edad. Pero, naturalmente, las familias de ambos están en contra de esa relación.
Vamos a ver una fragmento de esta historia.

                                El preceptor de Roberto le estaba intentando enseñar algunas nociones de Filosofía.
-Sócrates...-oyó decir-Caverna...Aristóteles...Atenas...
                                Se habían reunido en la biblioteca. Sin embargo, Roberto no le prestaba la menor atención a su preceptor. El hombre había cogido un libro de Filosofía cuyo título no le interesaba en absoluto a Roberto. Se lo estaba leyendo en voz alta. De haber podido, Roberto le habría tirado un avión de papel, tal y como hacía su prima Adela con la institutriz que las niñas tenían. Toda la atención del chico estaba centrada en el ventanal.
                                 Era un gran ventanal situado detrás del escritorio de la biblioteca. Roberto estaba sentado frente a él.
                                 Podía ver los árboles frutales que rodeaban la finca.
                                 Y podía ver a Puri. A veces, la chica hacía acto de presencia en aquella zona.
                                 Nunca iba sola allí. Solía ir acompañada por su hermana Bienvenida. Iban allí a comer.
                                  En aquel momento, las dos estaban allí. Sentadas en el suelo, con las espaldas apoyadas en el tronco de un árbol.
                                  Estaban hablando. Roberto podía ver que gesticulaban los labios. Y vio cómo Puri le estaba mirando. Tenía los ojos clavados en él. A pesar de que el cristal del ventanal estaba cerrado, la mirada de Puri atravesó el cristal. Bienvenida se percató de que lo estaba mirando. Y le dio un codazo a Puri.
-¡Deja de mirarle!-le espetó.
-¿Qué está mirando, señorito?-le preguntó el preceptor de Roberto a éste-¡No me está escuchando!
                                 Puri apartó rápidamente la vista. Pero Roberto siguió mirándola. No podía dejar de mirarla.

lunes, 13 de octubre de 2014

ESCENA DE "Y LA VIDA, MIENTRAS, VA PASANDO"

Hola a todos.
Hoy, os traigo un fragmento de mi novela Y la vida, mientras, va pasando. 
Deseo de corazón que os guste este fragmento.

                              La criada vertió chocolate en la taza de porcelana de Cristina.
                              La joven sentía que le iba a estallar la cabeza. La condesa de Mora había ido a verla. Le estaba dando consejos acerca de cómo debía de ser una buena condesa de Mora. Ella no iba a vivir eternamente.
-Tienes que obedecer siempre a tu marido-le exhortó la condesa-Mi hijo no es un mal hombre.
-Excelencia, he oído que su hijo está enamorado de otra mujer-se sinceró Cristina.
                             Las dos estaban en el salón merendando a solas.
                             La condesa se encogió de hombros.
                             En su opinión, su hijo Sebastián estaba simplemente encaprichado de la institutriz. Aquel capricho acabaría esfumándose de su mente. Según Bernardo, Sebastián estaba obsesionado con aquella mujer por el simple hecho de que no se había acostado con ella. Y ella se había marchado sin darle el gusto de acostarse con él.
-La institutriz ésa tenía que haberse quedado-opinó la condesa-Le habría dado el gusto a mi hijo y él la habría abandonado.
-¿Cómo puede hablar así?-se horrorizó Cristina-Es una mujer decente.
                             No estaba obrando así en beneficio de ella. Cristina estaba obrando en su propio beneficio. Si se suspendía la boda, podría viajar a Murcia. Podría hacer realidad su sueño de disfrutar de su puesta de largo. ¡Y soñaba con visitar Madrid!
                            El compromiso todavía no se había anunciado de manera oficial. Quedaba todavía tiempo. De anunciarse el compromiso de manera oficial, Cristina podía darse por perdida.
                           No podría romper con Sebastián sin protagonizar un sonado escándalo. ¿Y dónde estaba aquella mujer? Si Sebastián era quien rompía el compromiso, el escándalo repercutiría muy poco en Cristina. Sólo se la tendría como una pobrecilla si se quedaba en Cartagena. Pero...Ella quería viajar a Murcia. ¡Y deseaba visitar Madrid! Entrar en la Corte. Nadie le había pedido su opinión cuando su padre decidió casarla en contra de su voluntad con el futuro conde de Mora.
-Me sorprende que no quieras casarte con mi hijo-se sorprendió la condesa-Creía que eras una joven consciente de su deber, Cristina. Quiero pensar que tu actitud se debe a la sorpresa que te ha producido la noticia.
                              A Cristina le faltaba la respiración. Ella deseaba no tener que cumplir con ningún deber.
                              Tan sólo quería poder hacer realidad su sueño. Pero nadie había pensado en ella en ningún momento. Teresa era libre de poder ingresar en un convento. En cambio, Cristina se sentía prisionera.
                             Era ella quien debía de casarse.
                             De tener hijos.

sábado, 11 de octubre de 2014

AMOR EN LA ISLA

Hola a todos.
Hoy, me gustaría anunciaros que voy a subir otra historia completa a este blog (¡que ya iba siendo hora!).
Después de mi relato El francés, toca otro relato.
Lo escribí cuando tenía quince años y lo he rescatado del baúl de los recuerdos.
Transcurre en la isla de Mazarrón, frente a la ciudad costera del mismo nombre.
Todos los fines de semana, ya sea un sábado o un domingo, subiré un trozo de este relato que es bastante corto y deseo que os guste.
Se titula Amor en la isla. 
Como comprenderéis, espero, a los quince años no se me daba bien escoger un título para mis historias (ni a los treinta).
La acción transcurre en la isla de Mazarrón en el siglo XIX. Sí, es una historia romántica y de época.
Cuenta la historia de amor entre Jacobo y Gisela, dos jóvenes que se conocen en la isla, ya que ambos viven allí.
Aunque sea una historia más bien corta, tiene un ritmo tranquilo.
Espero que os guste.

lunes, 6 de octubre de 2014

ESCENA DE "UN GIRO INESPERADO"

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros un fragmento de una de mis novelas dedicadas a esta ciudad.
Se trata de Un giro inesperado. 
Una de las protagonistas femeninas (hay dos), Sara, es una joven de buena familia que se enamora en un primer momento de Ángel, un actor mediocre. Pero, ¿está realmente Ángel enamorado de Sara?
En esta escena, asistiremos a un encuentro entre Ángel y Sara.

                                  Sara se abrazó a Ángel nada más verle.
                                  Se habían encontrado en el Parque de la Merced. Era su lugar de encuentro favorito.
                                   La doncella de Sara hacía las veces de carabina. Y, desde luego, estaba en contra de aquella relación.
-¿Te he hecho esperar mucho?-le preguntó Sara a su amado-Me he entretenido con los preparativos de la boda de Ana. ¡No veo la hora de que se case!
                                  Ángel cogió las manos de Sara. Se las besó.
                                  La besó de lleno en los labios.
                                  Queta carraspeó.
                                   Sara fulminó con la mirada a su doncella.
-¿Por qué tiene que venir siempre contigo?-protestó Ángel.
-Queta cuida de mí-contestó Sara-No me deja nunca sola. Tienes que acostumbrarte a ella.
-Sara, son muchas las cosas que deseo decirte. Y no quiero que tu doncella esté presente cuando hable contigo.
                                Sara pensó que Ángel tenía razón. Permanecieron de pie mientras Queta les contemplaba sentada en un banco. Para ambos, la doncella era un estorbo.
                                 Sara apoyó las manos en los hombros de Ángel. Sentía la solidez de su cuerpo musculoso. A veces, se sentía tentada a citarle en alguna posada cercana al puerto y entregarse a él. Abandonarse a sus brazos.
                                Pero debían de conformarse con aquellos encuentros a escondidas en el Parque de la Merced bajo la vigilancia de Queta.
                                El miedo a quedarse embarazada. El miedo a ser abandonada por Ángel. Todo ello pesaba mucho sobre Sara. Más que el amor que le profesaba a aquel hombre.
-Tengo que irme ya-se lamentó la joven-Sólo he podido salir de casa durante un rato. Pero he de regresar. Mi madre está loca con los preparativos de la boda de Ana. Y...
-No importa-la interrumpió Ángel-Lo digo en serio. Es tu hermana mayor.
-Yo deseo que sea feliz porque es una joven muy buena.
-¿Y qué pasará una vez que tu hermana se haya casado?
-Tienes que ir a hablar con mi padre.
-¿Qué estás diciendo?
-Irás a hablar con mi padre. Le dirás que estás enamorado de mí. Pedirás mi mano en matrimonio. ¡Tienes que hacerlo antes de que me busque un marido, Ángel! Los padres de mi amiga Pilar están pensando en buscarle un marido porque el hombre del que se ha enamorado no es de su agrado. ¡Demuéstrale a mi padre que eres un hombre honrado! ¡Por favor, Ángel!
                                Se hizo el silencio entre ambos. La idea de casarse con Sara jamás se le había pasado por la cabeza a Ángel.
-Está bien-cedió, intentando ganar tiempo.
                              Sara le besó de lleno en la boca.

 

martes, 30 de septiembre de 2014

RELATOS

Hola a todos.
A partir de ahora y para no tener este blog tan abandonado, me gustaría empezar a subir una serie de relatos que tienen lo mismo en común. Transcurren en La Unión.
Son relatos que transcurren en las décadas de 1960 y de 1980.
Siempre que puede, subiré un relato que, lo mismo puede estar dividido en partes que lo subo entero.
No tendrán títulos, sino que se englobarán en el nombre genérico de Historias de La Unión. 
Son relatos de tinte sentimental y dramático. No esperéis ver grandes historias de amor apasionado, aunque todo se andará.
Espero que os gusten estos relatos.

domingo, 14 de septiembre de 2014

UN CASERÍO

Hola a todos.
Desde los montes de la Sierra Minera de La Unión se puede ver toda la ciudad formada por las antiguas pedanías cartageneras de Las Herrerías y de El Garbanzal.
Cuando era más pequeño y visitaba la finca familiar, Roberto disfrutaba subiéndose a los árboles. Se sentaba en una rama. Y trataba de no pensar en que él sería algún día el dueño de aquellas tierras. La niñez de Roberto transcurrió a principios del siglo XIX. La Unión como tal no existía. Y Roche, Portmán, El Garbanzal y Las Herrerías, junto con sus caseríos, eran cuatro pedanías de Cartagena.
Las tierras de cultivo eran siempre prósperas. Y se decía que la casa solariega era realmente imponente.
En ocasiones, se acerca a las tierras de cultivo. Quiere ver cómo trabajan los campesinos y relacionarse con ellos. Este gesto disgusta mucho a su padre, al que le desagrada que Roberto hable con los labriegos.
El chico no le hace caso.
En aquella finca no se celebran fiestas. Tampoco se reciben muchas visitas y los padres de Roberto lo agradecen. Sus hijos son conscientes de que algo no funciona bien en la pareja.
A menudo, Roberto ve a su madre paseándose por el jardín y su gesto es serio.
A veces, ve a las mujeres bajar de El Chorrillo con sus cántaros de barro llenos de agua. O con cestos de la ropa...Van a lavar la ropa a aquel manantial situado entre montes.
Y son muchas las veces que se ve a Roberto caminando por El Garbanzal él solo.


sábado, 13 de septiembre de 2014

ESCENA DE UNA DE MIS NOVELAS

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros este fragmento de una de las novelas que estoy escribiendo que transcurren en mi ciudad, La Unión.
Esta novela es todavía un borrador y ni siquiera tiene título.
La acción transcurre en el año 1860, cuando las pedanías cartageneras de Roche, Portmán, Las Herrerías y El Garbanzal, junto con sus respectivos caseríos, se independizan.
Esteban es un joven minero casado desde hace poco tiempo. Pero su matrimonio no termina de funcionar. Es un joven humilde y trabajador, buen amigo de sus amigos, pero no exento de defectos.
Clara es la hija menor de uno de los dueños de la mina donde trabaja Esteban. Es una muchacha frívola, pero con un carácter dulce y bondadoso.
Contra todo pronóstico, ambos se enamoran, pero su amor es imposible. No sólo por los convencionalismos sociales de su tiempo, sino también por el hecho de que Esteban es un hombre casado.
Ésta escena corresponde a un encuentro entre Esteban y Clara.

-¡Dios mío!-exclamó Clara, conmocionada-Te ruego que te calles. No ha pasado nada. Será mejor que regrese a mi casa y tú regreses con tu mujer.
                     Esteban contempló sobrecogido a la joven que estaba delante de él. Clara estaba dispuesta a huir de él.
-Eres un hombre casado-le recordó Clara.
-Y su padre le buscará un buen partido-admitió Esteban con rabia-No soy quién pa pedirle nada, señorita. Pero...Será mejor que hagamos como que esto no ha ocurrido. No nos hemos visto. Y no ha pasao ná. ¿Sabe?
                        Pero ninguno de los dos quería irse.
                        Escucharon cómo fluía el agua del manantial del Chorrillo. Y ellos estaban solos cerca de aquel manantial.
-Y usté es la hija del patrón-añadió Esteban.
-¿Qué quieres decir con eso?-le preguntó Clara.
-Está mal que lo diga porque le debo un respeto a mi mujer. Pero, desde que la conozco, no hago otra cosa más que pensar en usté. Y eso no está bien. No he debido de citarla aquí. No he debido. Perdóneme. Ha sido un error. El vernos aquí. Los dos solos...Alguien puede vernos. Váyase pa su casa. Y yo me iré pa la mía. Aunque...
-No queramos irnos.
                            Clara rompió a llorar de pura desesperación.
                           Citarse con Esteban en aquel lugar había sido un error por parte de ambos y, ahora, ninguno de los dos quería irse.
-No llore, señorita-le pidió Esteban con dulzura.
                          Aquella joven le atraía con tanta fuerza que le asustaba. A Esteban no le había pasado nunca nada parecido.
                          Ni siquiera en la época en la que cortejaba a su esposa. Clara estaba temblando.
                          Los sentimientos que Esteban despertaba en ella la asustaban. Pensaba que era un hombre casado.
                          Pensaba en que era un simple minero. Pero era un hombre noble.
                          Era un hombre auténtico. Sintió celos al pensar que pertenecía a otra mujer. Esteban nunca sería suyo. Pero aquel instante no se lo podía quitar nadie. Se arrepentiría al día siguiente.
-Lloro porque esto no puede ser-admitió Clara.
                         Esteban le cogió las manos. Se las besó.



-Lo siento-se lamentó Esteban.
-Hemos llegado tarde-suspiró Clara con tristeza-Los dos...Yo...
                         No quería llorar. Ya lloraría después, en su casa. A solas en su habitación...
                         Esteban la besó con dulzura en la frente.
                          No quería irse de allí.
                         No quería dejar ir a Clara.
                         La besó en las mejillas. Y, finalmente, los labios de ambos se encontraron en un beso cargado de dulzura y de pasión.

viernes, 12 de septiembre de 2014

MARTINA COLINA Y YÁÑEZ

Hola a todos.
En la entrada anterior, os presenté a Sebastián Colina y Yáñez, conde de Mora y protagonista de mi novela Y la vida, mientras, va pasando. 
Su hijo Roberto protagonizará tres novelas:
-Primer amor, primer dolor. 
-De carne y hueso. 
-Un giro inesperado. 
El personaje que os presento aparece en las dos primeras, pero empieza a adquirir más relevancia a partir de la tercera.
Se trata de Martina Colina y Yáñez.
En teoría, Martina es la hija menor de don Sebastián. Nació cuando la familia estaba pasando una larga temporada en la finca que poseen en el caserío garbanzaleño de Los Vidales. 
En el momento en el que Martina viene al mundo, Roberto tiene dieciséis años. Y ha sufrido la trágica perdida de su primer amor. Y hasta aquí puedo leer.
Cuando la familia regresa a Cartagena, se desatan toda clase de especulaciones acerca del origen de Martina. Un accidente que sufre siendo niña la deja postrada en una silla de ruedas. Sin embargo, Martina no quiere rendirse. No quiere que su familia sufra por ella.
Y aguarda con esperanza el momento en el que pueda volver a caminar.
Como en muchas ocasiones, Martina sufrirá momentos de bajón en los que pensará en tirar la toalla. Pero su hermano Roberto es el que más la anima a luchar. Y, naturalmente, Martina vivirá su propia historia de amor. Un médico que se interesa por su caso se enamorará de ella.
Pero, ¿quién es realmente Martina Colina y Yáñez? ¿Es verdaderamente hija de don Sebastián? ¿O acaso su origen es distinto?
¿O es posible que sea una verdadera Colina y Yáñez, pero su padre sea otro?
Y no puedo deciros más nada.

 Martina Colina y Yáñez.

sábado, 6 de septiembre de 2014

CONOCIENDO A DON SEBASTIAN COLINA Y YÁÑEZ

Hola a todos.
Hoy, me gustaría hablaros un poco acerca del protagonista de mi novela Y la vida, mientras, va pasando. 
Él es el propietario de El Sol. Una finca que se encuentra en el caserío garbanzaleño de Los Vidales. Poseía grandes extensiones de terreno. En la época en la que se conoce a Cruz, la cosecha ha sido excelente. Y su ganado es de primera calidad. Tiene fama de ser astuto en los negocios. Don Sebastián Colina y Yáñez... Conde de Mora...Ha vivido en Cartagena durante toda su vida y se dedica a velar por las posesiones que su familia tiene en Los Vidales. De niño y de adolescente, había sido un salvaje. Su carácter apenas se ha templado con la edad.
Sus ojos son de color verde oliva, de mirada cargada de determinación. Es terco. Posee una abundante mata de pelo negro como la noche. Y su piel está tostada por el Sol. No obstante, sabe cómo comportarse en sociedad. Pero Sebastián destaca por encima de los caballeros que frecuenta, hombres muy refinados. Y terratenientes de modales corteses con los que hace negocios. Pasa las noches en compañía de prostitutas. Y él no termina de encajar en el mundo en el que le ha tocado nacer.

 Sebastián Colina y Yáñez. Hay que imaginarlo vestido al más puro estilo 1800.

domingo, 24 de agosto de 2014

SEGUNDA PARTE DE EL CANTÓN

Hola a todos.
Aquí os traigo la segunda parte de El Cantón, un pequeño y bonito pueblo de la Región de Murcia.
La pedanía de El Cantón está situada entre canteras.
             Los campos de estas tierras están dedicados al cultivo de la vid, uva de secano cuya producción es destinada a la elaboración de vinos. Los cultivos de Abanilla están, en su mayoría, protegidos bajo la denominación de origen Alicante.
Estas plantaciones están obligadas a cumplir unos requisitos como la densidad máxima de plantación o un límite de producción que para las variedades tintas es de 7.500 Kg. por hectárea y para las blancas de 9.000 Kg. por hectárea.
            La actividad artesanal es mínima pero en esta pedanía conservan el tradicional encaje de bolillos.

El Cantón tiene una pequeña ermita dedicada al Corazón de Jesús, patrón del pueblo y a quien quedan dedicadas las fiestas patronales en junio.
Siendo una zona tan cercana a la sierra las recetas de caza no son extrañas a esta gastronomía, las perdices estofadas o en escabeche, los guisos de carnes como la de conejo o liebre y los famosos gazpachos son algunos ejemplos de las comidas que suelen prepararse en El Cantón.
            Legumbres y verduras tienen su espacio propio en las mesas de El Cantón aunque no sea tierra de huertas. Solas o combinadas con otros elementos, como los huevos, dan lugar a platos igualmente ricos como los potajes, el empedrado o las habas cocidas.
            El Cantón conserva los platos más representativos de esta cocina como son las conocidísimas gachasmigas o las tortilleras, los sabrosos arroces con conejo y caracoles o las carnes a la brasa.


sábado, 23 de agosto de 2014

BORRADOR DE UNA DE MIS HISTORIAS

Hola a todos.
Hoy, me gustaría subir a este blog el borrador de una de mis historias.
Se trata de la historia que tengo le faltan muchos detalles. Entre otras cosas, le falta el título.
Transcurre en La Unión, mi ciudad, a principios del siglo XX. Tiene mucho que pulirse. Y también tiene mucho que corregirse.
Yo os agradecería de corazón que me dijerais en qué me he equivocado y qué cosas debo de corregir. Acepto toda clase de sugerencias. Y os doy las gracias por ello.

ADVERTENCIA: Cuando escribí este borrador, había visto el día antes por primera vez Nosferatu y me quedé impactada. No hay sangre. No hay gore. Pero en mi vida he visto una película más sobrecogedora y aterradora que ésta.

Ello me ha influido a la hora de escribir este borrador.

                                    Esta historia transcurre en el año 1917.
                                                Ésta es la historia de una muchacha.
            Emilia tenía ya dieciocho años. Aquel año, pensaba viajar a Murcia en compañía de sus padres y de su hermana pequeña Flora. Iba a ser presentada en sociedad. Emilia estaba un poco nerviosa. Era un momento muy importante para ella.
            Le gustaban los bailes, pasear e ir a La Calle Mayor a comprar ropa y a dar un paseo por allí. Le gustaba, sobre todo, ir al cine. Disfrutaba con las películas de Charles Chaplin.
            Emilia era alegre y risueña. También era muy inocente con respecto a algunas cosas. No sabe coquetear, todo lo contrario que Mariona, su hermana mayor, ya casada. De vez en cuando, se celebra algún baile en la aldea y suele ir acompañada a los mismos por sus padres. Mariona había hecho una buena boda. Se decía que el marido de la joven era un aristócrata. Pero Emilia no lo creía.
            Emilia tenía el pelo largo de color negro como el azabache y rizado de manera natural y graciosa. Al tacto era suave como la seda y brillante bajo la luz de las lámparas de sus casas. No hacía mucho que había llegado a la aldea la luz eléctrica. La casa de los padres de Emilia era una de las pocas casas que tenía luz eléctrica.
            Cuando sonreía, se formaban dos simpáticos hoyuelos, uno en cada mejilla. Las tenía blancas y rosadas a la vez. Una auténtica rosa inglesa, como decía su madre. Pero era canaria y estaba orgullosa de ello. Los ojos de Emilia eran grandes, de color negro, preciosos y llenos de vivacidad. Además, tenía una cara adorable de rasgos angelicales. Era muy bonita. Todo el mundo lo decía.
            Andrew era inglés que vivía afincado en La Unión. Había llegado a la aldea hacía muchos años. Se sentía más canario que inglés. Era el mejor amigo de Emilia. Tenía veinte años recién cumplidos. Se sentía muy unido a Emilia. Incluso disfrutaba pensando que, probablemente, eran parientes lejanos.
            Se había integrado Andrew a la perfección en La Unión. Lo prefería a su Bath natal. Se respiraba una paz desconocida para él. La familia de Andrew vivía enfrente de la casa de la familia de Emilia. No eran aristócratas porque no tenían título, pero sí tenían dinero para salir adelante sin problemas.
            Andrew solía visitar a Emilia. Hablaba con ella. Incluso jugaba con la pequeña Flora. Él y Emilia estaban descubriendo la vida. La llamaba Emily a veces. A ella le gustaba divertirse y conocer gente nueva. Por eso, disfrutaba con cada visita que hacía a La Calle Mayor. A Andrew, por el contrario, le gustaba estar en su casa, leer y hablar con sus padres. Eran dos jóvenes muy diferentes entre sí.
            Habían acudido a la escuela de La Unión. Andrew tenía planes. Emilia no sabía qué hacer. Le gustaría ir a la Universidad, pero estaba segura de que sus padres se opondrían a que estudiara. Las mujeres no estudian, le dirían. Mientras, Andrew estaba estudiando Derecho en la Facultad de Derecho de Madrid, en la Península. Por ese motivo, se podía decir que Andrew y Emilia estaban un poco distanciados. Se escribían.
            A menudo, Andrew fantaseaba con la idea de abandonarlo todo y de dedicarse a recorrer mundo. Sin embargo, sabía que la situación actual no le permitía viajar mucho por todo el mundo. El año pasado, Londres había sido bombardeada. Y los bombardeos, por lo que Andrew sabía, continuaban de manera periódica en otras partes de Inglaterra. ¿Cuándo se acabará esta maldita guerra?, se preguntaba Andrew una y otra vez.
            Andrew no era un chico tímido, pero le costaba trabajo encontrar a alguien con el que conectar. Emilia lo arrastraba con ella cuando iba a la Calle Mayor. Todas las personas que había conocido en Liverpool le parecían idiotas. No sabía si volvería a acostumbrarse a vivir en Liverpool en el caso de decidir algún día volver a su país natal. Pero la guerra continuaba y era imposible vivir allí. A menudo, rezaba para que todo terminara. Le habían dicho que la guerra estaba a punto de terminar y los vecinos de La Unión se enzarzaban en animadas conversaciones sobre quién iba a ganar la guerra.
-Yo digo que van a ganar los alemanes.
-Pues yo pienso que van a ganar los aliados.
-¿Qué aliados?
-Los franceses…Los ingleses…
            Andrew había estado un tanto sobreprotegido por sus padres. Era hijo único porque su madre, al traerle al mundo, quedó imposibilitada para tener hijos. Se lo habían contado muchas veces, como también le habían contado que estuvo a punto de morir cuando vino al mundo.
            Los padres de Andrew tenían miedo de que le pasara algo y, por eso, estaban pendientes de él.
            No lo había pensado, pero imaginaba que algún día se casaría y tendría hijos. Ningún matrimonio que conocía era feliz. Excepto dos: el de sus padres y el de los padres de Emilia. A sus ojos ingenuos, ellos eran felices.
-Mariona no es feliz-le dijo Emilia a Andrew.
-Pues debería dejar a su marido si no la hace feliz-sugirió Andrew.
-No es tan fácil. Aquí está mal visto que una mujer se separe.
-Podría divorciarse. Aunque…El divorcio…
-Es muy difícil de conseguir. Y estaría todavía peor visto que una separación. Lo siento por Mariona.
            Estaban en la habitación de Andrew, sentados en la cama.
-Me da pena tu hermana-se lamentó Andrew.
            Emilia esbozó una sonrisa triste y le besó en la comisura de los labios. Ella era la amiga de Andrew, su compañera del alma, lo mejor que le había pasado en la vida.
-Por lo menos, te tiene a ti-suspiró Andrew.
-La apoyaré siempre-le aseguró Emilia.
            El nacimiento de la muchacha fue un regalo para Andrew. Le estaba agradecido por ello.
            Le debía la vida a Emilia.
            Le gustaba abrazarla y acariciar su pelo.
            Emilia decía que Andrew era su mejor amigo. Afirmaba que, cuando estaban juntos, se convertía en otro hombre. Y ella decía que era más equilibrada. Tenía un carácter alegre y un tanto inquieto. Ella le abrazaba y le besaba con cariño.
            En el fondo, eran unos críos. Aún les gustaba jugar y se aburrirían si fueran a una de aquellas fiestas a las que Emilia tendría que ir un tanto a la fuerza. La gente que Andrew había conocido en Madrid era o idiota o aburrida. O las dos cosas.
            Emilia y Andrew se tenían el uno al otro. A menudo, cuando estaba en Madrid, se sentía solo. Él y Emilia hablaban con todo el mundo, pero no tenían amigos. Somos la otra cara de la moneda, se decían.
            No estaban hechos para la vida en sociedad. Pero los dos sabían que tenían que resignarse a ella porque no tenían otra alternativa.
            Eran amigos, eran casi una familia. El cariño que se profesaban era puro.
            ¿Había algo sucio en la relación que les unía?
            Sus familias no encontraban nada raro en la relación que había entre Emilia y Andrew.  
            En el fondo, Andrew y Emilia eran dos inadaptados. Dos personas que estaban enfrentadas con el mundo. Dos personas que estaban destinadas a no triunfar en la vida. Andrew tenía la sensación de que jamás ejercería su carrera de Derecho. Y Emilia no se conformaba con la vida que le había tocado. Ella tenía sueños…¡Quería estudiar en la Universidad, como Andrew! ¿Por qué no podía ir a la Universidad? Porque era mujer. Por eso mismo.
                   Se lo comentó a Mariona una tarde que su hermana fue a merendar a su casa. A veces, Emilia tenía la sensación de que Mariona pasaba más tiempo en su casa que con su marido. 
                     Merendaron en el jardín, ya que hacía una tarde soleada. 
                    Emilia vivía en la Calle Real, enfrente de la Plaza de Las Fuentes. 
                    Emilia y Mariona tomaron una taza de chocolate para merendar. Acompañaron la merienda con un bizcocho. 
                     Mariona bebió un sorbo de su taza de chocolate. 
-Tienes que pensar ya en casarte-le comentó a su hermana menor-Ya tienes una edad en la que debes de ir pensando en encontrar un buen marido. Yo ya era algo mayorcita cuando me casé. 
-El matrimonio entraba en tus planes-le recordó Emilia. 
-Y debe de entrar también en tus planes. ¿O acaso no sientes nada por ese joven inglés que te ronda? 
                      Emilia le dio un mordisco a un trozo de bizcocho. 
                      Se ruborizó al escuchar la pregunta que le hizo su hermana mayor. Pero se rehizo enseguida. Mariona se equivoca, pensó. No hay nada entre Andrew y yo. Sólo somos amigos. 
-Es un buen amigo mío-contestó Emilia. 
-Los hombres y las mujeres no pueden ser sólo amigos, hermanita-replicó Mariona-Yo no soy amiga de mi marido. Estoy casada con él. 
-Entonces, debo de suponer que sois muy felices. 

                                      Estoy enfermo…Enfermo de amor…He podido morder a Emily en uno de sus pechos hasta que le he hecho sangre. He bebido de su sangre. Estoy loco. Lo sé.

viernes, 22 de agosto de 2014

EL CANTÓN

Hola a todos.
Hoy, me gustaría hablaros un poco acerca de un lugar llamado El Cantón.

El Cantón se encuentra en una geografía dominada por la Sierra de Barinas, y es en ésta donde en su momento se encontraron restos prehistóricos.
            El hallazgo de restos de herramientas de silex, piedras pulimentadas y restos argáricos en el yacimiento del Moreterico, con restos cerámicos y de útiles de piedra como hachas, nos recuerdan que hace más de cuatro mil años las sociedades de cazadores y primeros agricultores se abrían paso en estas geografías. Tras ellas llegarían las primeras civilizaciones, encontrando en zonas del entorno del Cantón vestigios de la íbera y la romana.
            La historia medieval sería testigo de cómo las aldeas de Abanilla manufacturaban muchos de los productos artesanales que se vendían en la vecina Orihuela, a la que Abanilla estaría ligada hasta el siglo XIII de una manera administrativa. Todavía en esta aldea de El Cantón se confeccionan productos como los higos secos con almendra o las puntillas y encajes de bolillos que, antiguamente, constituían parte de las mercancías llevadas a Orihuela para su venta.
            En El Cantón no se habla valenciano, ya que la población fue agregándose, sobre todo, a raíz de la Reconquista y, principalmente, durante las posteriores repoblaciones de la Edad Moderna, provenía en su mayoría de Castilla.



Rodeada por sus cuatro costados de sierra, la pedanía abanillera de El Cantón ofrece al visitante un paisaje de gran belleza. Varios kilómetros antes de entrar en la población, ya se divisan las canteras de las que se extrae el mármol rojo, cantón o coralito, como también se le llama, y tan conocido fuera de estas tierras.
            En la sierra de El Cantón, de unos 910 m. de altitud, se encuentra un espécimen singular llamado chumberillo de lobo. 

miércoles, 20 de agosto de 2014

FRAGMENTO DE OTRA DE MIS HISTORIAS

Hola a todos.
Aquí os traigo el fragmento de uno de los borradores de una de mis historias.
Esta historia es una novela corta que tengo en borrador y cuyo título provisional es El prometido de la mujer cautiva. 
Los nombres de los personajes son también provisionales.
Cuenta la historia de una joven que es detenida acusada de un delito que no ha cometido. Su prometido y su familia luchan por sacarla de la cárcel, donde vive un verdadero Infierno. Pero la relación entre su prometido y su prima empieza a estrecharse demasiado.
¿Qué pasará?
Os dejo con un fragmento de esta historia que, por cierto, transcurre en La Unión. Me falta decidir si quiero que transcurra a principios del siglo XX o si quiero que transcurra a finales del siglo XIX. Además, me faltan otras muchas cosas.
Espero que os guste este trozo.

                           Se podía ver en un rincón del portal a María Rosa y a Rafael fundidos en un largo y profundo beso. Uno podía creer que Rafael iba a devorar los labios de María Rosa. Al separarse, el joven cogió las manos de María Rosa y se las besó.
            Ella salió del portal.
            Rafael se sentó en la escalera.
            Perdóname, Dani, murmuró. Se estaba portando como un cerdo. Su novia estaba en la cárcel. Y él, mientras, estaba liado con la prima de ésta. Daniela era una buena chica. Quizás podía ser un poquito impulsiva, pero era buena.
            Rafael había ido aquella mañana a visitar a Daniela a la cárcel. Su novia estaba muy delgada. Tuvo la sensación de que era golpeada en los interrogatorios. O cada vez que a los guardias les venía en gana. Tenía que sacarla de la cárcel. Daniela no había hecho nada malo. Y, en lugar de estar apoyándola, se había refugiado en María Rosa. Tenía que romper aquella relación. No estaba ayudando en nada a su novia. Le estaba haciendo daño.
            Aunque Daniela ignoraba lo que estaba pasando en el exterior.
-Buenos días-le saludó la portera a Rafael.
-Buenos días-contestó el joven.
-¿Cómo está la señorita Daniela? ¿Va a salir pronto de la cárcel?
-En esas estamos.
-Sabía yo que esa chica acabaría cometiendo alguna estupidez. 

lunes, 11 de agosto de 2014

DIARIO DE BEATRIZ COLINA Y YÁÑEZ

Hola a todos.
Y aquí os traigo un nuevo fragmento del diario de Beatriz Colina y Yáñez.
Espero que os esté gustando.

                                   Damos cuenta cada uno de una taza de café en el salón de mi casa.
-Me gustaría hablar con usted-empieza a hablar-Espero que no se lo tome a mal. Usted me gusta, señorita Colina y Yáñez. Me gusta como mujer.
-¿Ha venido a mi casa para declararse?-le pregunto con curiosidad y con nerviosismo a la vez.
-He venido a su casa sólo para estar con usted.
-Ya lo ha conseguido.
-Pero siento que no es suficiente.
                               Yo también siento que el tiempo que pasamos juntos no es suficiente.
                                Yo también siento que necesito más de él. Pero no me atrevo a expresar mis deseos en voz alta por miedo a que piense lo peor de mí.
-Desde que la conozco, muchos pensamientos pasan por mi cabeza-prosigue-Pensamientos que son indecorosos, pero he de contenerme porque yo la respeto.
                               Me quedo sin habla.
-Los pensamientos indecorosos...-balbuceo-Los pensamientos indecorosos no son tan malos.
                                Mi taza de porcelana de café tiembla en mi mano.
                                Logro llevarme mi taza de café a los labios para beber un sorbo. Trato de contenerme. De estar tranquila.
-Deseo hacer cosas con usted-se sincera-No se lo tome a mal.
                               Entonces, posa sus labios sobre mis labios. Y me da un beso largo y profundo.

domingo, 10 de agosto de 2014

DIARIO DE BEATRIZ COLINA Y YÁÑEZ

Hola a todos.
Hoy, seguimos conociendo más fragmentos del diario de Beatriz Colina y Yáñez.
Espero que os esté gustando.

                                     Hemos salido a dar un paseo por la Glorieta de San Francisco.
                                    Hay mucha gente. Y mi doncella, que está haciendo las veces de carabina, camina a unos pasos por detrás de nosotros.
-Me gustaría verle a solas-le confieso, asombrada por mi propia audacia.
-¿Lo dice en serio?-se extraña él.
                                 Mi corazón late a toda velocidad.
                                 Estoy tan cerca de él que casi puedo respirar el mismo aire que él respira. Pero lo último que quiero hacerme son ilusiones porque tan sólo me está cortejando. Podría decirse que es un simple coqueteo. ¿Un simple coqueteo?
                                  Me acerco más a él y le estampo un beso en la mejilla que le deja asombrado. Pero él acaba alzando la mano para acariciarme con suavidad la mejilla con la yema de los dedos.
-Es usted una joven muy especial-me dice.
-Se agradece el piropo-afirmo.
-No se trata de ningún piropo. Es la verdad.
                                  Casi sin que yo me dé cuenta, se inclina hacia mí y deposita un beso en los labios. Es un beso suave. He de conformarme con esto.
                                  No puedo olvidar que mi doncella está escandalizada. Intuyo lo que me va a decir cuando nos quedemos a solas. Dirá que me estoy portando igual que una prostituta del muelle. Pero no me importa. ¡Estoy enamorada!

sábado, 9 de agosto de 2014

DIARIO DE BEATRIZ COLINA Y YÁÑEZ

Hola a todos.
Hoy, os traigo un extracto de lo que podría ser el diario personal de Beatriz Colina y Yáñez.
Beatriz es la hermana de Roberto Colina y Yáñez, el conde de Mora.
Siempre ocupa un puesto más bien secundario, aunque su participación en toda la historia es muy activa.
Estos fragmentos no aparecen en la novela. Pero he decidido compartirlos con vosotros.
Beatriz es toda una dama del siglo XIX.

                                      Es la hora de la cena.
                                      Mi marido entra en el comedor y me da un beso en la mejilla a modo de saludo.
                                     Él se sienta en la cabecera de la mesa. Yo me siento a su lado.
-Algunas veces, tengo la sensación de que nada de esto está pasando-le confieso.
                                    La cocinera nos sirve la cena. Comemos michirones de primer plato. La idea se me ha ocurrido esta mañana.
-¿A qué te refieres?-me pregunta mi marido.
-Me refiero al hecho de que estamos casados-respondo.
-¿Te parece raro?
-Todo me parece raro. El estar enamorados.
                                  Pincho un michirón con un tenedor. Me lo llevo a la boca.
                                  Es una escena cotidiana.
                                  Me repito a mí misma una y otra vez que soy una mujer casada. Pero no termino de creérmelo.
                                  No puedo decir que no lo tengo todo. He encontrado al amor de mi vida. Me he casado con él. Todavía no tenemos hijos. Pero hace unas pocas semanas que estamos casados. No puedo apartar la vista de mi amado esposo mientras cenamos. Él me habla de lo que ha hecho a lo largo de toda la cena. Yo me sirvo un vaso de agua y bebo un sorbo.
                                  Le escucho con atención. Tengo la sensación de que sólo me habla para que pueda escuchar el sonido agradable de su voz.
                                 Se inclina hacia mí y me besa de lleno en la boca.
-Soy muy feliz por tenerte a mi lado, Beatriz-me asegura.

miércoles, 6 de agosto de 2014

EL MONASTERIO DE SAN GINÉS DE LA JARA

Hola a todos.
Hoy, me gustaría hablaros de un lugar francamente interesante.
No se encuentra en La Unión exactamente.
Sin embargo, parte de una historia que tengo en mente desde hace algún tiempo transcurrirá en este lugar.
Se trata del Monasterio de San Ginés de la Jara.
Se encuentra en la diputación de El Beal, en el término municipal de Cartagena. En concreto, se halla en las laderas del Cabezo de San Ginés, en el mismo lugar donde se encuentra la Cueva Victoria, donde están los restos de los primeros humanos que estuvieron en la Región de Murcia: tres restos de homo habilis.
Se sabe que hubo un lugar en el lugar donde se halla el Monasterio dedicado a los cultos mozárabes desde antes del siglo XI.
Se construyó una Ermita junto a la torre defensiva que ocuparon los monjes agustinos.
Fue la orden franciscana la que se encargó de levantar el actual Monasterio en el siglo XVI bajo el patronazgo de los marqueses de Vélez.
El monasterio constaba de:
-La Iglesia de una sola nave y de seis capillas laterales.
-Coro que tenía un órgano barroco.
-Retablo sobre el Altar.
-Un huerto verde y frondoso.
-Jardines.
-Claustro.
-Una torre.
-Varias Ermitas esparcidas a lo largo del Cabezo de San Ginés.
El Monasterio sufrió la desamortización de Mendizábal y empezó el periodo de abandono que concluyó con la ruina en la que se halla.
La historia que me gustaría que vea la luz transcurre en la época anterior a la desamortización de Mendizábal.
Aún no sé cuándo verá la luz. Estoy trabajando en ella.
Seguiré informando.

martes, 5 de agosto de 2014

EPÍLOGO DE "EL FRANCÉS"

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros este pequeño epílogo que le he dedicado a mi relato El francés. 
Espero que os guste.

CARTA DE SARA A SU PRIMA ANA

                         Mi querida Ana:

                         Doy gracias a la Virgen de los Dolores mil veces. 
                         ¡Estás bien!
                         He recibido tu carta esta mañana. Una de las criadas me la ha entregado casi a escondidas cuando yo regresaba de Misa. 
                          Tus padres, mis tíos, no quieren mencionar tu nombre. No han asimilado del todo que te hayas enamorado de un francés. Que te hayas escapado con el que ellos consideran que es nuestro enemigo. La guerra ha dejado muchas heridas abiertas que sangran y no dejan de doler. No cicatrizan. 
                           Me alegro de saber que estás bien. Sé que vives en Marsella. Habéis empezado de cero Philippe y tú. Cuesta trabajo, pero hay que hacerlo. 
                            Pienso, a veces, que la guerra no ha terminado. Hay mucho dolor reflejado en los rostros de las personas que viven aquí. También veo odio. Hay mucho odio disimulado en el ambiente. Se palpa la tensión. Y eso no me gusta. 
                             Yo no quiero quedarme soltera. Por eso, quiero que los caballeros me cortejen. Ya vienen a visitarme unos cuantos aquí. A casa...Una criada se queda con nosotros mientras hablamos en el salón. Me besan la mano. No pasamos de hablar de temas que me aburren. De plantas...De caballos...Del tiempo que hace. 
                             Uno de mis pretendientes se atrevió a besarme en la boca durante un descuido de la criada. No sentí nada y le abofeteé. No pierdo la esperanza de enamorarme. 
                             Te deseo toda la suerte del mundo. 
                             Rezo todas las noches para que Philippe y tú seáis felices. Mis tíos acabarán perdonándote. 
                             Les enseñaré tu carta.
                             Les diré que estáis los dos bien. Que os amáis mucho. Y que la guerra ha terminado. Es la hora de la paz. Yo lo pienso así. 
                             Te quiero mucho. 
                             Te envío el más fuerte de los abrazos. 
                             Y sé que mi prima Carmen está contigo. Desde el Cielo, ella te cuida y te protege. 
                              Cuídate mucho. 
                             Te quiere,
                              Tu prima Sara. 


POSDATA: Me cuentas en tu carta que Philippe y tú ya habéis tenido vuestro primer hijo. Es una niña. Está fuerte y está sana. Me cuentas que es la niña más bonita del mundo. Has tenido un gesto precioso. Vuestra hija se llama Carmen. ¡Me alegro mucho! Carmen sigue viva en tu corazón, mi querida Ana. Al llamar así a tu hija, la mantienes viva. Carmen es el ángel de la guarda de su sobrina. La quiere. Y la protege. Yo lo siento así. 

lunes, 4 de agosto de 2014

MARTINA COLINA Y YÁÑEZ

Hola a todos.
Hoy, seguimos con Martina Colina y Yáñez.
En esta ocasión, no vamos a ver ningún fragmento de su diario.
Voy a enseñaros un retrato que he encontrado de una joven de la década de 1830. Esta joven bien podría ser Martina.



Se trata de una joven bastante guapa. Posee un gusto exquisito para vestir. Igual que Martina...
Su rostro tiene facciones delicadas y su mirada es tranquila y profunda. Igual que Martina...
Pero hay algo en ella que la hace irresistible.
Más adelante, aparecerá en la vida de Martina un hombre que le enseñará a besar. Del que se enamorará y por el que será amada.
La historia de Martina tardará mucho tiempo todavía en ver la luz. Pero prometo que verá la luz.
Aunque sea dentro de algún tiempo.

domingo, 3 de agosto de 2014

MARTINA COLINA Y YÁÑEZ

Hola a todos.
Hoy, os traigo un nuevo extracto del diario de Martina Colina y Yáñez.
Espero que os guste.

                                Adela habla en voz alta acerca de las novelas de amor que suele leer en voz alta. No importa si está en el salón con nosotros o si está sola en su habitación.
                                Adela parece que sueña en voz alta. Yo la escucho hablar. El mayor deseo de Adela es recibir un beso de amor verdadero en la boca.

                                  Es ahora cuando he descubierto, gracias a mi amado, lo que es sentir sobre cada centímetro de mi carne cada uno de los besos que él deposita. Sus labios en mi piel...
                                  Es ahora cuando he descubierto, gracias a mi amado, lo que es sentir su lengua recorriendo cada porción de mi cuerpo.
                                  Los besos que me da en los labios. Las caricias que me brinda con sus manos. Con sus labios...Los abrazos que me da.
                                  Es el verdadero amor. Y lo he descubierto gracias al hombre que verdaderamente amo con todas mis fuerzas.



                                 He sentido placer cuando ha besado mi cuello. He sentido placer cuando ha besado mis hombros. Me he entregado a él sin sentir miedo alguno.

sábado, 2 de agosto de 2014

MARTINA COLINA Y YÁÑEZ.

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros un extracto del diario de Martina Colina y Yáñez.
¿Y quién es Martina?
En teoría, Martina es la hermana menor de Roberto Colina y Yáñez, conde de Mora, nacida durante la estancia de la familia en su finca del caserío de Los Vidales, en El Garbanzal. Cuando Martina viene al mundo, Roberto tiene dieciséis años.
La realidad acerca del origen de Martina es bien distinta. Y hasta aquí puedo leer.
El diario de Martina no viene en ninguna de las novelas. Pero pienso que nos permite conocer un poco mejor a esta encantadora joven.

                                Me gusta salir a pasear por la Alameda de San Antón.
                                Es Beatriz quien suele empujar mi silla de ruedas, mientras mi prima Adela camina a mi lado. Las dos me cuentan anécdotas de cuando venían a jugar con Roberto, con Adelaida y con Alejandra cuando eran pequeñas. Les acompañaba siempre su niñera. Y no podían dejar de corretear de un lado a otro.
                                  Yo también he estado aquí jugando cuando era más pequeña. Cuando todavía podía caminar.
                                   Y siento el inmenso deseo de levantarme de mi silla de ruedas y echar a correr. Adela advierte lo que me está pasando. Beatriz deja de empujar mi silla de ruedas. Adela me da un beso en la sien.
-Siempre terminas llorando-me regaña con suavidad.
-Es porque echo de menos el poder correr-le aseguro-El poder subirme a los árboles. El poder caminar.
-Y volverás a caminar algún día-me asegura Beatriz.
-Todos sabemos que eso no va a pasar-me lamento-Ya fue muy claro el médico hace algunos años. Estoy condenada a vivir postrada en una silla de ruedas. Nunca podré levantarme de ella. No volveré a caminar. No volveré a correr. No volveré a ser como era antes.
-¡No me gusta que tires tan rápido la toalla, Martina!-protesta Adela.
-Quizás, mi problema es que soy realista.
-El problema es que eres demasiado pesimista-se queja Beatriz.
-No quiero ser una carga para ninguna de vosotras. No quiero que madre sufra por mi culpa. Tenéis derecho a hacer vuestra vida. Yo podría terminar en un convento. Me cuidarían bien allí. Estaría bien atendida.
-Nosotras te atendemos. Nosotros te cuidamos. Te queremos, Tina. No olvides. Somos tu familia.
                          Noto cómo las manos de Beatriz me aprietan con suavidad los hombros. Me indican que siempre estará a mi lado. Y yo se lo agradezco de corazón. Necesito a mi familia en estos momentos más que nunca.

 

viernes, 1 de agosto de 2014

FRAGMENTO DE UNA DE MIS NOVELAS

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros un fragmento de una de mis novelas que transcurre en La Unión.
Espero que os guste.

                                    Se estaba acostumbrando a vivir en el Monasterio de San Ginés de la Jara. Todo esto lo pensó mientras daba un paseo por el jardín del Monasterio.
                                    Se levantaba mucho más temprano que de costumbre para ir a la capilla a rezar las vísperas. Trabajar duro no le importaba. Llevaba toda su vida trabajando duro.
                                    Había trabajado en el campo desde que le alcanzaba la memoria. Por eso, no le preocupaba nada trabajar en el huerto que había en el Monasterio. Dormía en un camastro estrecho. Pero había dormido toda la vida en un camastro estrecho en la casa donde vivió junto con sus padres.
                                   Llevaba algo mal los días en los que había que hacer ayuno. Sabía que el ayuno ayudaba a purificar el espíritu.
                                   Se sentó en un banco de piedra que había en el jardín. Contempló el jardín. El edificio...La capilla...
                                    Era su deber tomar los hábitos, pensó. No podía fallarle a sus padres. Ellos le habían cuidado como si fuera su verdadero hijo. Deseaban tener un hijo y apareció él. El hijo de su corazón...
                                    Me quedaré aquí para siempre, decidió. Escuchó el canto de los pájaros. Decidió que no le importaría pasar el resto de su vida en el Monasterio de San Ginés de la Jara. Y convertirse en fraile.

jueves, 31 de julio de 2014

ILURO

Se decía que había fastuosos tesoros escondidos en la Sierra Minera de la actual Cartagena-La Unión.
Aquel supuesto tesoro debió de captar la atención de un pueblo. El íbero...Descendían de los pueblos neolíticos que se asentaron en la costa mediterránea. Su economía se basaba en la agricultura, en la ganadería y en la explotación minera.
Su cultura tenía claras influencias fenicias y griegas. Redactaban sus documentos sobre unas delgadas planchas de plomo. Su idioma parecía ser una mezcla entre el vascuence y el bereber.
Utilizaban el alfabeto fenicio. Aprendieron a usar las monedas.
Pesaban las cosas. Las medían. Pero aún usaban el trueque como forma de comercio.
Aprendieron la técnica del salazón para conservar el pescado.
Por ello, valía la pena bajar hasta lo más profundo de la tierra.
No les importaba.
Se extraía el mineral en las galerías del Cabezo. Se sacaba en capazos hechos con esparto.
La fundición del mineral se hacía en concavidades hemisféricas que terminaban en una poza. Esto se hacía para la obtención de plomo y plata. Los hornos tenían forma de cuba. Las pozas eran excavadas en laderas de pizarra arcillosa.

miércoles, 30 de julio de 2014

DIODORO SOBRE ILURO

Al principio, cualquier particular, aunque no fuera un experto minero, se entregaba a la explotación de las minas y obtenía cuantiosas riquezas debido a la excelente predisposición y abundancia argentífera.

martes, 29 de julio de 2014

BERNARDINO ROLANDI SOBRE ILURO

Entre los poblados que los íberos mastienos levantaron entorno a Mastia (Cartagena), se sabe de uno, Iluro, cerca del Cabezo "Rajao", dedicado a la minería.

lunes, 28 de julio de 2014

FRAGMENTO DE "Y LA VIDA, MIENTRAS, VA PASANDO"

Hola a todos.
Hoy, os dejo con un nuevo fragmento de mi novela Y la vida, mientras, va pasando. 
Cristina se está preparando para emprender su viaje a Murcia.
¡Vamos a ver lo que pasa!

                                Cristina empezó a preparar las maletas el primer día del mes de septiembre.
                                Era cierto que partiría hacia Murcia en dos semanas. Tenía mucha ropa que meter en sus maletas. Su madre viajaría con ella a la capital. Todo esto lo pensaba Cristina mientras doblaba una falda y la introducía dentro de su maleta.
                                Al día siguiente, la habitación de Cristina estaba hecha un desastre. Había numerosos vestidos tirados por el suelo. Cuando la vizcondesa entró en la habitación de su hija, la encontró atareada preparando las maletas. Ya había hecho dos maletas.
-Cristina...-la llamó.
-¡Oh, madre!-exclamó la joven, cuando se percató de que no estaba sola en la habitación-¡Qué contenta estoy! No me puedo creer que falten dos semanas para que nos vayamos a Murcia. ¡Estoy muy nerviosa!
                              Sacó un corpiño del interior de un arcón que estaba abierto. Cristina tarareaba una canción mientras doblaba el corpiño.
-Me gustaría decirte una cosa-atacó la vizcondesa.
-¿De qué se trata, madre?-inquirió Cristina-¿Cree usted que esta ropa no es bonita? Puede comprarme más vestidos cuando lleguemos a Murcia. Hay buenas modistas allí. ¿Verdad?
                                La vizcondesa sintió un rapto de compasión hacia su hija mayor. Cristina estaba realmente ilusionada con la idea de ser presentada en sociedad.
-No se trata de eso-contestó la dama-Tu padre quiere que bajes dentro de un rato. Tiene una cosa importante que decirme.
                                Cristina juntó las manos. Parecía que el día iba a mejorar. Posiblemente, su padre no pensaba llevarla a Murcia. ¡A lo mejor, la enviaba directamente a Madrid! Dio vueltas sobre sí misma, en un arrebato de alegría.
-¡Madre!-trinó Cristina.
-No sabes de lo que tu padre quiere hablar-le recordó la vizcondesa.
-Pero me imagino de qué se trata. ¡Iremos a Madrid! ¿Vendrá usted conmigo?
-No se trata de Madrid. Ni tampoco se trata de Murcia. Cuando puedas, baja a hablar con tu padre. Te está esperando en su despacho.



domingo, 27 de julio de 2014

FRAGMENTO DE "Y LA VIDA, MIENTRAS, VA PASANDO"

Hola a todos.
Hoy, os dejo con un breve fragmento de mi novela Y la vida, mientras, va pasando. 
Espero que os guste.

-Quédese quieta, señorita-le ordenó el pintor a Teresa.
-¡Me duele la espalda de no moverme!-protestó la chica.
                          El pintor lo había contratado el vizconde.
                          Iba a pintarle un retrato a Teresa. La joven no estaba acostumbrada a posar.
                          Estaba de pie junto al aparador. La chimenea del salón estaba encendida.
-Míreme a mí, señorita-le instó el pintor-No piense que hay más gente en el salón.
-Ya le miro-replicó Teresa.
                           No le gustaba posar. No le gustaba haberse quedado a solas en el salón con aquel hombre que era un completo desconocido para ella. Tan sólo había una criada que les estaba vigilando. Teresa, en el fondo, lo agradecía. Pero saber que un desconocido estaba pintando un retrato suyo no le gustaba. Le hacía sentirse incómoda.
                           El vestido que llevaba puesto era de color blanco.
                           Aquel vestido le confería un aire angelical. Teresa sentía que debía de salir corriendo de aquel lugar. De su casa...



                             Pero decidió mantenerse erguida. Mirando al pintor a la cara. Y tratando de pensar en otra cosa.
                             Huir del mundo, pensó Teresa.