sábado, 3 de enero de 2015

HISTORIAS DE LA UNIÓN

Hola a todos.
Y seguimos aquí con otro fragmento de Historias de La Unión. 
¡Vamos a ver lo que ocurre!

                                   Cuando empezó a trabajar en el bar Balsalobre, la única experiencia que tenía Sofía era poniendo y quitando la mesa de su casa. Le daba miedo relacionarse con la gente. Su uniforme consistía en un sencillo mandil que se anudaba a la cintura. Su padre no estaba nada contento con su trabajo de camarera. Sofía solía llevar puesta una falda que le llegaba hasta las rodillas.
                               Hasta aquel momento, lo único que hacían Pablo y ella era besarse en los portales. Y algo más...
                              Por supuesto, su padre no lo sabía. Le habría dado un infarto. Era un hombre muy chapado a la antigua.
                             En una ocasión, Sofía pensó seriamente en dejar su trabajo. Un guiri borracho se abalanzó sobre ella. Le metió la lengua dentro de la boca. El dueño del bar salió en defensa de Sofía. Sacó al guiri a patadas del bar. Luego, consoló a la asustada joven.
-Los hombres de aquí no hacen esas cosas-le aseguró.
                            Por supuesto, Sofía no le contó nada de esto a Pablo.
                            Su novio habría puesto el grito en el cielo de haberlo sabido. En el fondo, era otro chico chapado a la antigua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario