Hola a todos.
El fragmento de hoy de Un amor soñado es bastante cortito.
Aún así, deseo de corazón que os guste.
Rafaela sospechaba que algo raro le ocurría a Cristina.
Intentó hablar con ella en varias ocasiones.
Pero Cristina no sabía qué decir. No se atrevía a hablar de Ángel con Rafaela.
Había llegado el otoño. Las temperaturas habían bajado. La chimenea del salón siempre estaba encendida. Cristina escuchaba el sonido de las olas sentada en su sillón favorito.
-¿Por qué no me cuentas lo que te pasa?-le preguntaba Rafaela a Cristina.
-Todo está bien-respondía la joven.
Cristina era feliz cuando se encontraba con Ángel. Era consciente de que estaba jugando con fuego.
Podía terminar mal. ¿Y si alguien descubría la clase de relación que mantenía con él? Acabaría en un convento. Ya no era virgen.
Ningún caballero decente querría casarse con ella.
Era feliz cuando estaba con Ángel.
Se olvidaba de todo recibiendo los besos que le daba Ángel. Sintiendo sobre su piel las caricias que le brindaban sus manos. Sus labios...
Viendo el deleite que aparecía en los ojos de Ángel. Su cara al mirarla.
Su lengua lamiendo cada centímetro de su piel.
Entonces, Cristina pensaba que todo estaba bien. Que estaba haciendo lo que quería.
Y lo sentía con más fuerza cuando Ángel la estrechaba entre sus brazos para hacerla suya.
Cuando, después del amor, Cristina apoyaba la cabeza sobre el pecho de Ángel para escuchar los latidos de su corazón.
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