miércoles, 7 de enero de 2015

HISTORIAS DE LA UNIÓN

Hola a todos.
Tras un breve parón por la víspera y el día de los Reyes, regreso con más relatos que transcurren en La Unión.
Es verdad que todos los relatos tienen el mismo hilo conductor, una joven camarera llamada Sofía.
Ella es el nexo común en todos los relatos.
¡Vamos a ver qué le ocurre!

LA UNIÓN, 1965

                           Sofía entró en el restaurante. Aquella noche tenía que trabajar hasta muy tarde. Se sentía agradecida por la oportunidad que le habían dado. Por supuesto, sus padres no terminaban de entenderlo. Su hermana María pensaba que las mujeres que trabajaban en un bar o en un restaurante eran todas unas perdidas. No es justo, pensó Sofía. 
                       Su meta en la vida era conseguir el mayor número de propinas. No ganaba mucho. Pero tampoco podía quejarse de su salario. 
                      Era todavía muy joven. Pero tenía sus sueños. Quería ser periodista. 
                      Sofía se puso el delantal mientras escuchaba los sonidos que salían de la cocina. No pudo evitar esbozar una sonrisa. Iba a recordar con cariño su trabajo. Aquel lugar...
                      Paz era su mejor amiga. 
                      Soltó una palabrota cuando se pinchó con el cuchillo. Una señorita no dice palabrotas, pensó Paz, rememorando las enseñanzas de las mujeres del Servicio Social. 
                     Sofía abrió el aramario. Sacó los platos. Paz, pensó. 
                     El aceite estaba friéndose en la sartén. Había una olla hirviendo en el fuego. 
                     La noche anterior, había ido al cine Mery en compañía de Pablo. Sin embargo, Sofía pasó más tiempo intentando esquivar las manos de su novio que intentaban colarse por debajo de la falda de su vestido que viendo la película. Los besos que le daba Pablo se estaban tornando más ansiosos. 

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